El papel de la agricultura en la economía de la comarca antes decisivo, se ha atemperado en las últimas décadas. Hay que enmarcarla dentro de la situación general de la agricultura en Andalucía: nos encontramos a medio camino de un proceso que hace ya mucho tiempo culminaron la mayor parte de las regiones europeas, la transición de una economía y una sociedad de base agraria a otra industrial y de servicios.
La mecanización de las labores y el creciente uso de aportes energéticos exteriores al ciclo natural son dos de los factores más decisivos del cambio.
No obstante, la población activa, que permanece adscrita al sector agrario, sigue siendo muy importante -aproximadamente un 44%-. La mayor parte del aprovechamiento agrícola del suelo fértil se realiza en régimen de secanos; esto es, el ciclo vegetativo de las plantas se desarrolla sin que existan aportes artificiales de agua. Dadas las características edafológicas, bioclimáticas y topográficas de la comarca, el terreno forestal es el más importante, aunque hay que destacar los cultivos de secano en Gerena y Aznalcóllar.
La consolidación del sistema trigo-girasol es un hecho incontestable.
Las razones de que esta alternativa se haya impuesto son muchas. Desde el punto de vista agronómico la rotación de estos dos cultivos tiene evidentes ventajas: ambos se adaptan a similares tipos de suelo y el girasol se aprovecha de los mismos apoyos en abonos y fertilizantes que el cereal; por otra parte la maquinaria agrícola necesaria es básicamente la misma para ambos cultivos.
Además de los cultivos herbáceos que suponen un 84% de las tierras labradas, hay que reseñar el olivar, destacando Gerena con más de 1.400 Ha.
También se cultivan en la comarca vid, algodón, frutales y hortalizas aunque en mucha menor medida que el trío girasol-trigo-olivar.
Pero como se apuntó antes, la mayor parte de la superficie de la comarca es terreno forestal (55%) suponiendo en algunos casos como Aznalcóllar, El Garrobo, El Madroño y El Ronquillo cerca de las 3/4 partes de su superficie municipal.
Hay que diferenciar la vegetación mediterránea de los bosques centroeuropeos en los que la humedad está garantizada de manera más o menos uniforme a lo largo del año, con lo que las plantas deben competir únicamente por la luz, para lo cual crean mucha materia leñosa con copa alta pero densa que deja pasar poca luz.
Las plantas mediterráneas por el contrario, tienen sistemas laterales muy extensos para aprovechar agua y luz por lo que las masas son claras permitiendo prosperar al matorral. Esta diferencia tiene consecuencias prácticas decisivas a la hora de establecer las estrategias forestales.
Mientras en los bosques centroeuropeos los aprovechamientos son casi exclusivamente madereros, en la vegetación mediterránea tan abundante en nuestra comarca hay una enorme variedad de aprovechamientos extramaderables, como frutos, pastos, resinas, corcho, hongos, etc, de gran valor en comparación con la madera y capaces de generar ingresos suplementarios.
En nuestra comarca el principal y más tradicional aprovechamiento silvícola es la extracción de corcho, al que últimamente hay que añadir la introducción de otros aprovechamientos como la recogida de brezos o de plantas aromáticas.