Página 3 de 4 Considerado dentro de la arquitectura rural, en él se acentúa el factor funcional de los espacios creados para albergar y mantener todos aquellos instrumentos, animales y personas necesarias en la explotación de la tierra.
Es de referencia obligada tanto por la importancia que tiene para la configuración del
paisaje de la zona como en la vida de sus habitantes, siendo expresión de la gran propiedad que caracteriza a Andalucía y en su caso a nuestra comarca.
Conviene señalar la diferencia entre hacienda y cortijo; término este último popularizado por la literatura y que en muchos casos se ha empleado para denominar a la hacienda: "no es el cortijo, famoso en el romance, el que se encuentra entre los olivares, sino la hacienda".
El cortijo responde a la gran finca de tierra calma dedicada a la sementera anual y cuyo caserío, en general, presenta una arquitectura sevillana. Es el tipo de edificio rural más abundante en nuestra comarca, ya que los cultivos tradicionales de la zona los hacen más apropiados: cereales, algodón, trigo. 
Se distribuye en torno a un gran patio rectangular que cuenta con un pozo de grandes proporciones y un espacio para almacenar la hierba destinada al ganado. En la parte frontal, derecha e izquierda, se albergan las dependencias propias del cortijo, a las que se le adosa la vivienda del capataz y la nave que alberga a los animales necesarios para las tareas agrícolas. Tiene acceso por una gran puerta a la derecha de la cual se encuentra el señorío, que puede contar con un "soberao" utilizado como granero. A veces cuenta con una torre que responde a las necesidades de la instalación eléctrica.
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